domingo, 8 de noviembre de 2009

Las Siete Hipótesis de Sarlo

Sarlo desarrolla el concepto de Sartori y elabora 7 hipótesis descriptivas de las transformaciones que sufre la política en el marco de la videopolítica. Demos un repaso rápido...

1) La videopolítica es la forma más visible del aspecto público de la política. Se trata de una reconfiguración extensiva de la que ya no es posible imaginar un retroceso.
La En
cuesta Del Sistema Nacional de Consumos Culturales del año 2005 revela que de una muestra de cerca de 3000 casos,
-->
Solamente el 3,4% de los entrevistados dice no tener televisión en su hogar
-->La TV es el principal producto de consumo cultural (promedio de 3,4 horas diarias)
-->El 84,9% de los encuestados dice informarse a través de la TV (esto se acentúa en las personas de nivel socioeconómico bajo). En cuanto a los contenidos que se buscan en la TV, figura la información en primer lugar.

Fuente: Encuesta del Sistema Nacional de Consumos Culturales (2005). Secretaría de Medios de Comunicación, Jefatura de Gabinete de Ministros, Presidencia de la Nación. (http://www.medios.gov.ar/images/stories/documentos/sncc%201.pdf)

2) La videopolítica instituye formas aparentemente no mediadas de presentación de las cuestiones públicas. La ilusión de que todo puede ser mostrado de manera inmediata y principalmente en directo es uno de los rasgos de la ideología técnica de la videopolítica. En la videopolítica todos los acontecimientos dan la impresión de que pueden ser captados y mostrados casi sin intervención de operadores. Esto, sin duda, es una ilusión porque la tecnología y las formas discursivas son tan fuertes en la videopolítica como en las formas anteriores de la política. Sin embargo, uno de los rasgos del medio audiovisual es presentarse como un medio sin mediación. La videopolítica crea la ilusión de la inmediatez. No se trata de una verdad, sino de un efecto de verdad.










TN, con su frecuente uso de la denominada "pantalla partida", nos permite ilustrar este fenómeno: Se presentan dos eventos en vivo y en directo, se busca crear la ilusión de ausencia de mediación. Sin embargo, está clara la presencia de una fuerte editorialización marcada por la propia linea divisoria de pantalla, y lo que se elige mostrar a cada lado; estos elementos están mediando entre la audiencia y la realidad, producen un efecto de verdad.

3)
La videopolítica desacraliza la política. Se establece una distancia menor entre ciudadanos y políticos. El político utiliza una doble estrategia: la del hombre común y la del personaje (formalizada en las instituciones). ‘Soy como ustedes y no soy como ustedes’ es el mensaje que debe ser comunicado. El político acude a programas cuyo género y formato son ajenos al discurso político. Del político-periodista, que fue una figura típica de la modernidad, incluso en la Argentina, se pasa al político-animador
Luis Juez: el político-animador
"es como uno

pero mejor que uno"



4) La videopolítica adopta una forma discursiva más sencilla que el de las instituciones del sistema político. La videopolítica acelera los tiempos de las instituciones formales, tanto en el planteo de los problemas, como en el diseño de las soluciones.
Los plazos de las instituciones, pensemos en el Congreso por ejemplo, no concuerdan con los de la videopolítica donde todo es instantáneo y en directo, casi mágico.
El discurso de la videopolítica tiende a crear lógicas simples, de finalidad y de causalidad, que si las intentamos trasladar a la realidad, se demuestran falsas. Pensemos, por ejemplo, en el tratamiento que se da en muchos programas de TV a temas complejos como la pobreza, el desempleo, la crisis en la educación pública, el narcotrá
fico, la trata de personas, etc. Usualmente se toma un caso particular, digamos la historia personal de una víctima de trata de personas, o un desocupado. Esto en sí mismo no es nada criticable, sino por el contrario, correctamente abordado resulta muy valioso; el problema se da cuando al concluir el programa, el conductor se basa en esa historia para dictaminar cuál es el problema y definir cuáles son las soluciones que los políticos deberían tomar al respecto. Este tipo de análisis, muy frecuentes en las pantallas, son demasiado lineales, omiten numerosas variables intervinientes, y simplifican en exceso relaciones que en la mayoría de las ocasiones no son de casualidad directa.


5) La videopolítica se desliza en un continuum cuyo punto nodal está fuertemente fijado en el presente. Intensifica el presente y debilita el pasado y el futuro. La continuidad del tiempo se presenta como una sucesión de intervenciones en un presente en el que las cosas aparecen y desaparecen según el ritmo mediático.
Las noticias se presentan al ritmo del hoy, usualmente carecen de contexto, no importa qué pasó ayer, ni que pasará mañana, lo importante es atiborrar la pantalla de una sucesión de imágenes sin demasiado contenido ni complejidad. Se rescatan los elementos más mediáticos de una situación, lo que no genera imagen no existe para la videopolítica.
Pensemos, por otro lado, en los titulares que varias veces al día nos presentan los canales de TV y en el desarrollo que se hace de los mismos: situaciones presentadas a ritmo acelerado, unas atrás de las otras, donde los hechos más banales son d ramatizados (las ya tradicionales crónicas sobre accidentes de tránsito, roturas de caños) y ocupan amplios espacios en la pantalla. No hay que olvidar la frecuente presentación de hechos de suma gravedad con total superficialidad: golpes de estado en países vecinos, atentados terroristas, etc.

6) Muchos acontecimientos políticos son producidos solo para ocupar un lugar en la videoesfera
  • Inauguraciones: donde muchas veces se vuelve más importante el hacerla exitosa desde el punto de vista mediático, que la calidad o el valor de la obra en sí misma.
  • Conferencias de prensa: evento mediático por excelencia, creado con el fin democratizador de poner al alcance de la TV al discurso político.

  • Organización/Asistencia a eventos culturales por parte de personalidades de la política




7) La videopolítica transforma la democracia representativa en democracia de opinión. Desjerarquiza y rejerarquiza a personas y personalidades y en este macroespacio, las opiniones se presentan como equivalentes y la especificidad de juicio experto retroc ede ante la no especificidad de juicio legitimado por el sistema de estrellato, o cumple la función de legitimarlo.
Las estrellas de la TV son rejerarquizadas y quedan al mismo nivel en debates sobre temas específicos (legales, políticos, etc) que los expertos en la materia (políticos, abogados, cancilleres, etc).



Por Nadia Nasanovsky

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